jueves, 22 de octubre de 2009

DÍA 111 y 112

HOLA!!! ¿QUE TAL TODO? Yo por aquí muy bien, no pude escribir antes, porque anoche otra vez no teniamos luz.
El jueves tuve atención psicopedagógica y la verdad que recontenta de la evolución de algunos chicos. Después por la tarde estuve con los preadolescentes y después fui a una charla que había para psicopedagogos sobre violencia familiar.
El viernes estuve en las palmeras y los chicos me contaron lo que habían vivido en un tiroteo que hubo en el barrio, lo que más me asombra es la normalidad con la que hablan de la violencia y la muerte, como si fuese ir a comprar el pan.

Para mi, el voluntariado es relevante e importante en tanto y cuanto, los niños, los pobres, los necesitados... que suelen estar en las estadísticas tienen nombre y apellido. Ayer por si me quedaban dudas de si venir al voluntariado había valido la pena, tuve un encuentro revalioso.

Estabamos en una adoración en la capilla de Santa Rafaela, compartimos el cuento de Mamerto Menapace que se llama "Pataleando". Estabamos por grupos, en mi grupo compartimos todos y en último lugar se le dio la oportunidad de hablar a una niña de 9 años, realmente se le había subestimado. Cuando le pregunte cuando ella pataleaba para continuar, para no rendirse dijo: "Yo pataleo, para que mi padre pueda seguir pataleando, porque él ha dejado de hacerlo y se va para lo más hondo, y yo que quiero que salga, de eso que dice que no puede salir".

Después la niña, me habló aparte y me compartió que ella nunca quería hablar del tema porque le agarraban ganas de llorar, pero que le ponia muy triste el hecho de que su papa tomase, les pegara, andara con mujeres, a parte la mama tenia artrosis, además parte de la familia la rechazaba porque era adoptada, su mama estaba enferma por los nervios de todo lo de su padre... eran tantas cosas para digerir por una nena de 9 años!!!!! Cuando acabó de contarme todo, me dio las gracias y me dijo que era la primera persona en la que confiaba para contarle todo. En ese momento, a parte de derretirme por la circunstancia, comprendí que aunque solo fuese por haber aliviado el sufrimiento de esta nena estar aquí había valido la pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

fuerza para seguir escuhando...